IDOIPE EN LAS FALLAS DE LOS PIRINEOS
La fiesta de las Fallas en Valencia es famosa universalmente. Pero no son las únicas fallas que se celebran en España. En los Pirineos, especialmente en la parte oriental, se celebra esta tradición de forma ancestral. Las fiestas de fuego son una costumbre muy arraigada en el Mediterráneo, especialmente en Cataluña y Levante. En la noche de San Juan es costumbre que se encienden hogueras junto al mar o en los pueblos del interior en estas comunidades. Quizás por esto en los Pirineos, a ambos lados de la cadena montañosa en su parte oriental, la más próxima al Mediterráneo, las fiestas de fuego la noche del 23 de junio son tradición. Es una celebración más íntima y ancestral, distinta a la de las fallas valencianas.
En Aragón, la zona de la Ribagorza, que linda con los pirineos catalanes, celebra esta costumbre en varios pueblos como Aneto, Bonansa, Castanesa, Laspaúles o Sahún. En el vecino valle de Gistáin, ya en la comarca del Sobrarbe, se celebra la Falleta, en San Juan de Plan.
Estuvimos rodando las fallas en Sahún, pueblo cercano a Benasque, en la Ribagorza, por su espectacularidad, su juego visual y por ser una tradición que aún habiendo variado por razones de seguridad (para evitar posibles incendios en el bosque), mantienen una vistosidad impresionante.
Cuando cae la noche los vecinos y vecinas de Sahún encienden una hoguera junto a la iglesia. Antes, durante la tarde, comienzan a llegar los primeros visitantes que vienen a ver las fallas, hasta que a la hora del encendido, el pueblo está a rebosar por la espectación que despierta esta fiesta. Niñas, niños, hombres y mujeres de Sahún u oriundos de este pueblo que viven fuera, enciende su falla compuesta por un palo de avellano y láminas de corteza de abedul. Cuando ha prendido fuego corren con ella calle abajo, hasta llegar al barranco donde voltean la falla o «pela» por encima de sus cabezas durante buen rato, creando una lluvia de fuego y juegos visuales espectaculares.
José Luis García vecino de Sahún, mostró a IDOIPE, el protagonista de nuestro documental, cómo se corta la piel del abedul para hacer las láminas sin que el árbol sufra y para que pueda regenerarlo. Fue un momento mágico en pleno bosque a media tarde.
Vivimos un momento especial en este rodaje, durante el encuentro que mantuvo IDOIPE con TOMÁS LATORRE, un hombre de 94 años que en perfecto patués (como se llama allí a la lengua aragonesa) que nos contó cómo era antes la fiesta de las fallas, cómo la recordaba él de chico y cómo se construye una falla. Y tuvo las ganas, la energía y la amabilidad de voltear la falla sobre su cabeza. Y entonces los ojos de ese hombre se llenaron de chispa, de más vida.