Sentirse comunidad. Una comunidad de dedos curtidos, donde una astilla metida en la piel no duele. Comunidad total, porque bajes o no bajes sobre las aguas de la Cinca Traidora (el río Cinca), el compromiso con la navata es total. Cualquier fallo en la construcción de la navata puede dar al traste con ella. Y hombres entre aguas bravas y troncos sueltos es mala, muy mala, combinación.
Antes de ponerse a trabajar los navateros almuerzan bien. Chorizo, panceta, longaniza, pan y vino. Como diceh ellos un almuerzo ligero. Y depués a la placha, o zona llana junto al río, donde construyen la navata.
Doce trallos (troncos) hacen una navata, que suele tener dos trampos o cuerpos atados entre sí, uno delante del otro. Doce trallos son más de 2.500 kg de madera, que arrastrados en los gallos (remolinos y saltos) por el río, tienen una fuerza increíble. “Sacan bolos como neveras” dice un navatero, refiriéndose a que cuando la navata pega contra una roca hundida en el lecho del río, la puede sacar de su sitio y desplazarla corriente abajo.
Los navateros trabajan como una hermandad antes de levantar el paso hasta el cielo. Levantan y desplazan trallos, los mueven y los apilan junto al río. Pegan con los astrales o las estrales (hachas), limpian corteza, remallan verdugos, cortan con la motosierra, en un auténtico trajín.
Y nos tratan como hermanos, como miembros de la hermandad. Comemos con ellos, nos ayudan con el trabajo, ponen a Idoipe a levantar troncos, a remallar, a cortar… y a las tres vuelta a comer, ensalada y pasta con carne picada. Bromas, chistes, risa y tras la comida otra vez a darle. Es mayo pero el sol pega como en verano.
Hacemos la entrevista con Betato, uno de los navateros, que termina diciendo “si cortas aquí con una navaja, (se señala la muñeca) sale azul, agua del Cinca, más fuerte que la sangre roja de cualquiera” y después mirando fijamente a Idoipe dispara: “la Cinca es mujer, no es el Cinca, es la Cinca. Nosotros bajamos con la rasmia y la fuerza que nos da el agua de la Cinca, que es mujer para nosotros es mujer”.
Para terminar la jornada de rodaje y construcción de las navatas, hacemos una foto de grupo, navateros y equipo de rodaje, sobre la navata con la Peña Montañesa al fondo. La Peña Montañesa, uno de los símbolos del Sobrarbe, siempre está ahí. Mires desde donde mires, está. Ahí, viendo todo lo que ocurre en valle y en la Cinca. Dormida pero vigilante, sabiendo quién viene o quién va, qué tiempo llega desde el nordeste o desde el sur, cuánta agua lleva la Cinca y qué peligros o esfuerzos traerá a los navateros.
Autor: Javier Jiménez (Freeman Creación Audiovisual)
Fotografía por MARCOS CEBRIÁN